Terapia Gestalt contra el bullying

Hoy en día, un tema que es demasiado común en nuestra sociedad, es el bullying o el acoso escolar. En un artículo de abril tratábamos este tema tan puntero, desgraciadamente, estos días. ¿Son los niños malos? ¿Tienen esa tendencia porque copian la conducta de sus progenitores? ¿Es por tanto un reflejo lo que hacen? Nadie tiene respuestas claras, aunque sí muchas teorías, y por eso es muy difícil controlar el acoso escolar y diferenciar a los niños que lo ejercen de quienes lo sufren.

Es por este motivo por el que muchos centros docentes han optado por incluir en sus clases ciertas actividades y técnicas educativas que, por un lado conciencian emocionalmente a los niños para intentar evitar que quieran tener ese comportamiento acosador con alguien, y por otro lado aumentan la autoestima de los alumnos para que tengan más fuerza frente a un posible compañero acosador. Se trata de actividades sencillas, la mayor parte de ellas muy vinculadas a la inteligencia emocional, que ayudan a que los más pequeños comprendan ciertos comportamientos que a veces no logran entender a esas edades y sepan cómo manejar sus sentimientos.

Muchas de esas actividades se engloban dentro de la llamada terapia Gestalt cuyo valor principal es fomentar el crecimiento personal. Una de las mayores profesionales del sector y experta en terapia Gestalt es María Laura Fernández quien, con su equipo de especialista de Terapiapsi, ha logrado verdaderos éxitos en este sentido. Ella es quien nos ha hablado de los beneficios que puede tener la terapia Gestalt a cualquier edad y en cualquier ámbito, desde el personal hasta el profesional, y al tratarse de una terapia que te ayuda a comprender y crecer como persona es también un método de ayuda para enfrentarse a problemas futuros. Esto hace que muchos expertos hablen de la Terapia Gestalt como del tratamiento que sirve para ahora y para siempre.

Algunas actividades Gestalt para hacer con niños

Una buena forma para iniciar a los niños en este mundo es hacerles comprender los sentimientos y darle nombre a las emociones. Cuando hablamos de niños en edad de infantil puedes trabajar con colores, haciendo que los niños relacionen un color con cada emoción. Por ejemplo: Enfado: Negro, Tristeza: Azul, Felicidad: Amarillo… También puedes crear emoticonos a modo de careta y pedirles que se pongan la careta correspondiente a cada emoción.

Cuando los niños son más mayores ya puedes pedirles que identifiquen esas emociones en su propio cuerpo. Puedes preguntarles cómo sienten los nervios, o dónde sienten la tristeza y el enfado ¿Cómo es la sensación? ¿Caliente, fría?

Una actividad que suele gustar mucho a los niños y que tiene muy buena acogida y resultados es “¿Dónde guardas tu emoción?”. Se trata de que los niños, tumbados preferiblemente sobre algún tipo de colchoneta, perciban sensaciones a partir de la música. Ponles “Claro de Luna” de Beethoveen y pídeles que sientan, que identifiquen qué les transmite esa melodía y si ves que no saben expresarla ayúdales, indícales que esa música es triste, nostálgica y que ellos pueden sentirla si se concentran. Ponles luego algo alegre, como “Júpiter” de Holst y que noten la diferencia. Haced luego una puesta en común, hablando denlo que han pensado o sentido, de si tenían frío, de si pueden relacionar algún color con las melodías y luego, mediante un cuento o mediante la cruda realidad (dependiendo de la edad de los pequeños) hazles comprender cómo se puede sentir un niño que es insultado, marginado o ninguneado, vuélveles a poner “Claro de Luna” y pídeles que rememoren ese sentimiento mientras se lo cuentas. Tal vez ayudes a que esos niños sepan ponerse en la piel del otro, sean más sensitivos para comprender que no pueden tratar a sus compañeros con desprecio y burlas.

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