La palabra ‘psicología’ proviene del griego ‘psyche’, que puede traducirse como ‘alma’, y del latín ‘logia’, que significa ‘el estudio de’, o sea, psicología puede decirse que es el estudio del alma. En la actualidad esta es una de las ciencias más avanzadas de nuestra sociedad, tanto para los problemas de los adultos como para los de los niños, que muchas veces requieren de profesionales de la psicología para poder avanzar sin problemas, especialmente durante la etapa escolar. Tenemos la suerte de tener grandes profesionales y centros, como el de Marisa Hernández Torrijo, en Zaragoza, que realizan una gran labor en este sentido.
Una de las especialidades de la psicología es, como decíamos, la infantil, que estudia el comportamiento del niño desde su nacimiento hasta la adolescencia, tanto referido a factores biológicos como genéticos, y muchos son los problemas a abordar, desde el fracaso escolar, hasta miedos, fobias, hiperactividad, esquizofrenia, desarrollo social, la autoestima, la dislexia, el autismo…
Uno de los principales problemas que actualmente nos encontramos en el ámbito escolar, tanto en España como a nivel mundial, es el acoso escolar. Este se caracteriza por ser el niño objeto de un abuso o maltrato por uno o varios de sus compañeros dentro del entorno escolar. Suele darse en el patio del colegio, en el aula, y cada vez más a través de las redes sociales, en lo que se ha dado en llamar ciberacoso, pues a través de los móviles hacen grabaciones que se van pasando de unos a otros, mensajes ofensivos… Este maltrato puede ser tanto físico como psíquico y se mantiene en el tiempo. Cuando se detecta es denunciado por los padres de los niños, y normalmente se ataja cambiando a los menores de colegio, pero hay casos en que no se ha llegado a detectar y el sufrimiento del menor es de tal envergadura que se ha llegado a producir el suicidio de algunos niños. Estas actitudes deberían ser detectadas a tiempo por el profesorado, atajando de raíz estas conductas, promoviendo conductas pacíficas y organizando cursos en el propio colegio para el aprendizaje de técnicas psicológicas y sociales con las que enfrentarse al problema.
Normalmente este acoso se produce en la etapa de entrada a la adolescencia y se suele dar entre compañeros de una misma edad, o entre los de un curso mayor hacia los más pequeños, ejerciendo el agresor su autoridad sobre la víctima, el agredido. Estas agresiones consisten en ridiculizarlo, ponerle motes, empujones, zancadillas, burlas, amenazas…, para así conseguir que la víctima realice acciones que no desea realizar e ir menoscabando su voluntad y su autoestima, y siendo considerados los agresores como poderosos, por doblegar la voluntad de su víctima. La víctima se siente marginada, excluida y aislada socialmente, pues el agresor suele impedir que los demás niños hablen, jueguen o se relacionen con él. La famosa frase “Tú no” suele ser uno de los síntomas del aislamiento. A veces llegan a coaccionar a la víctima, pues suelen amenazarlo con represalias sobre sí mismo o sobre sus hermanos si hablan o cuentan lo que les está pasando.
La víctima se suele mostrar triste, insegura, llorosa, angustiada, solitaria, con miedo a ir a clases. Y el agresor, cada vez más envalentonado y poderoso, se suele rodear de una pandilla o grupito de amigos que aplaude su poderío.
Ocurre a veces que los padres son los últimos en enterarse del acoso que está sufriendo su hijo. Una vez descubierto hay que señalar al niño que él no tiene la culpa de lo que está ocurriendo, que él es la víctima e intentar reforzar su autoestima con ayuda de un profesional de la psicológica, ya que estos menores suelen acabar presentando importantes problemas emocionales y de ansiedad.
Cómo podríamos evitar el acoso escolar
- Organizar charlas al principio del curso, dando a conocer en qué consiste el acoso escolar, para que todos puedan detectar si son víctimas y el modo de denunciarlo.
- Manteniendo una vigilancia en los patios escolares.
- Organizando juegos cooperativos
- Fomentar la unión entre compañeros.
- Observar a los menores que se van quedando apartados los grupos, para estudiar la posible causa.
- Nunca minimizar ni pasar por alto ninguna agresión, ya sea física o verbal.
- Control por parte de los padres de las redes sociales.