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Mi hija quiere vestirse de chica mayor

Tenía un tío, se llamaba Ruperto, que siempre que hablaba con mi madre acababa diciéndole una cosa. “¿Cuántos hijos tiene?” Mi madre siempre respondía seis. Pues entonces seis problemas tienes. Y es que es así. La llegada de un hijo al mundo es lo más bonito que puede existir. Pero también es cierto que cada hijo es un sinfín de problemas, inquietudes y dudas. Y más en los tiempos que corren. Donde la juventud avanza a pasos agigantados. En la vida de un niño hay varias fases, y una de ellas, la que quiero hoy analizar, es la de cuando te dice que quiere cambiar su vestuario. Que ya no quiere vestir como niño, sino como un adulto-joven.

Las grandes marcas llegan arrasando. Solo hay que ver los catálogos de ropa para comprobarlo. El problema no es que quieran vestir a los niños, el problema es que los vistan como pequeños adultos. Yo os quiero contar mi guerra particular contra los vaqueros para bebés y las razones que dan expertos psicólogos. Dejemos que los niños disfruten siendo lo que son: niños. No les robemos su infancia. Porque si algo echarán de menos en los próximos años, será eso. Decía una canción de Bunbury, “de pequeño me enseñaron a ser mayor, de mayor quiero aprender a ser pequeño”. Y algo así es lo que me ocurre a mí con la ropa para los más pequeños de casa.

Hace unos años tuve que enfrentarme a ese momento siempre llega en la vida de toda madre y padre. Aunque lo intentes posponer o evitarlo siempre acaba llegando. Teníamos que ir al parqué. Allí conoció a un montón de niños, se lo pasó en grande. Pero lejos de decirme eso al llegar a casa, lo primero que me dijo fue “los otros niños se han reído de mí por llevar ropa de niño. Quiero vestir como un mayor”. La verdad es que se me cayó el alma a los píes. Sabía que tenía que llegar esta fase, pero una no está dispuesta a hacerlo. Al contrario que otras madres, que dicen mucho y hacen lo contrario. Yo intenté ser fiel a mis principios. Siempre dije que no quería que mis hijos vistieran como mayores y no lo iba a consentir. En ocasiones los niños son copias a escala de sus padres vestidos de pequeños adultos. Y aquí es donde no quería llegar.

En mi caso yo siempre compro ropa en tiendas que compran diseños de temporadas de origen español, como las de HHG, que suelen tener diseños que me encantan, y nunca pensé en que mi hija, a su edad, pudiera acabar comprando ropa similar a la mía. Claro que todo llega, pero no con 5 años. De verdad que no quería convertir a mi niña en una miniyo. Y eso es lo que hacen muchos padres que quieren verse reflejados en ellos. Creo que es un grave error. Fueron momentos duros porque todos los niños y niñas del parque seguían vistiendo como sus padres. Solo mi niña Sara era la única que no era un miniyo.

Y es que son muchos los problemas de vestir a los niños como sus padres, como indican en este artículo de El País.

Reglas de oro

Una de las primeras reglas es que la ropa debe ser cómoda y adecuada a la edad de los niños. Necesitan total libertad para correr, rodar por el suelo y saltar sin preocuparse de cuidar la ropa o ensuciarla. Así lo advierten psicólogos y creo que llevan las razón.

Las prisas solo son buenas para los toreros y los malos toreros. Así que por que sea autónomo cuanto antes se une una verdadera fiebre por lograr que los niños hagan mil cosas a los 3 años: idiomas, instrumentos, habilidades y mil actividades. Les estamos negando a nuestros hijos etapas, adelantando otras y privándoles de lo que verdaderamente tienen que ser: niños. Cada cosa llegará a su tiempo.

Por eso, vistiéndolos como adultos reforzamos esta idea de crecimiento precoz y de que se sientan adultos cuando solo son infantes. Los convertimos en personas que al llegar a la adolescencia se aburren de todo y pierden el interés. Es como si ya lo hubieran vivido todo. Y como en todo en la vida, hay que ir poco a poco. Conociendo todos los detalles.

Y por supuesto, es una oda al consumismo. Hemos de fomentar que los niños valoren y cuiden sus cosas para evitar en lo posible conductas consumistas. Si tienen suficiente ropa, ropa adecuada a su edad, no es necesario comprarles nada más por el simple hecho de vestirlos a la moda.

Así pues, estos son mis argumentos para pensar que no es bueno que nuestros hijos vistan como mayores. Es una decisión respetable, pero creo que no es bueno. Como os decía antes, “cada cosa a su tiempo. No queramos correr más de lo que dan nuestras piernas, porque nos podemos caer”.

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