En todos los ámbitos de la vida, la logística integral es un pilar básico. Y a menudo, invisible. ¿Cómo, si no, llegan todas las mercancías que precisamos para nuestro día a día? ¿No recuerdas cómo llegaron los muebles para la habitación de tu niño cuando este estaba a punto de nacer? ¿Y la mudanza que llevaste a cabo cuando, al nacer el segundo, decidisteis mudaros a otra casa un poco más grande y amplia? Las empresas de logística forman parte, inevitablemente, del día a día del mundo. Aunque la mayoría de ocasiones nadie se acuerde de ellas, están ahí, realizando su labor de forma eficiente y silenciosa para que el mundo siga su curso con total normalidad.
Y lo cierto es que, sí, se puede decir que su trabajo es totalmente indispensable en las sociedades contemporáneas. Así lo demuestra el hecho de que cada vez que hay una huelga de transportistas, las ciudades lo sufren, llegando en algunos casos a una situación de semi colapso o incluso parálisis total en determinados sectores. El último caso que recordamos, al que accedimos en su momento por los telediarios, ha tenido lugar hace un par de meses en Brasil. Sin embargo, también se recuerdan huelgas de transporte en España no hace mucho tiempo, con consecuencias visibles en los escaparates, en los comercios y en las viviendas, por extensión.
Pero, cabe preguntarse, ¿qué importancia juega el sector en la vida diaria para que las consecuencias de sus parones o malos funcionamientos repercutan sobre toda la población de esa forma? La gestión de la cadena logística del sector servicios dispone de varios brazos o partes, que han de estar coordinadas y engrasadas para el correcto funcionamiento de la globalidad del sector. A simple vista, atisbamos varios de estos brazos en el flujo de materiales, el almacenamiento del producto (cada vez más empresas también ofrecen almacenajes y posibilidades de retención en pequeños almacenes, previo pago de alquileres o rentas) y la información de ruta, es decir, la posibilidad, cada vez más implantada, de ofrecer al cliente una opción de seguir su traslado, de saber en qué punto está y cuándo llegó después de conocer el día de salida.
Esta diversificación de servicios precisa, como no podía ser de otra manera, de un amplio conocimiento de la planificación, la implementación y el control de las mismas. Por ese motivo las empresas de transportes y logística integral disponen en el catálogo de servicios los de asesoría logística, encaminada a que las empresas que forman su cartera de clientes puedan olvidarse de este sector y dedicarse en exclusiva al suyo (la producción); el control y seguimiento de la mercancía, como comentábamos con anterioridad, cada vez más implantado en las empresas en favor de satisfacer la necesidad de información del cliente en cada momento (normalmente a través de la red); el servicio de almacenamiento y manipulación de mercancías, a través, generalmente, de sistemas online que permiten la visualización de los almacenes que los clientes ostentan dentro de la empresa para que en todo momento puedan ver qué mercancías entran o salen de los mismos con total libertad y confianza. Y por último, y más importante, pues de él surge todo un sector y sigue siendo el brazo principal de su anatomía: el transporte y la distribución. Porque de nada serviría todo lo anterior si a la hora de transportar o distribuir un producto la empresa va tarde o la garantía de calidad es escasa.
Evidentemente nadie deja al cargo de alguien en quien no confía la mudanza de una habitación de su niño, por ejemplo. Puede que otras cosas no adquieran tanta importancia, pero cuando se trata de los más pequeños, o de objetos muy preciados por el cliente, la solución ha de ser totalmente de confianza y la atención al cliente, exquisita. Si no, es difícil que se repita o se recomiende el servicio de una empresa, ya sea de logística o de cualquier otro sector. La confianza es el brazo principal de todo negocio, de toda relación.