Soy madre primeriza. Tengo 28 años y un hijo de 5 que me ha enseñado más en cinco años que en toda mi vida. De verdad, no exagero.
Cuando nació, tenía claro que me preocuparía por su salud, por su alimentación, por sus vacunas, por su desarrollo… lo típico. Pero nunca imaginé que la salud bucodental infantil fuera algo tan importante. Me parecía algo secundario. Pensaba que los dientes de leche se caen y punto, que lo importante eran los definitivos. ¡Qué equivocada estaba!
Hace poco fui a una charla que organizaron en el cole sobre prevención de enfermedades dentales. La daban una odontopediatra y una enfermera del centro de salud. Al principio fui por compromiso, la verdad. Pero salí de allí con la cabeza como un bombo. No tenía ni idea de que tantas enfermedades empezaban desde tan pequeños.
Desde ese día empecé a informarme bien, pregunté a profesionales, leí bastante, y aquí estoy, escribiendo esto por si tú estás tan perdida como lo estaba yo.
¿Por qué es tan importante cuidar los dientes de leche?
Antes de entrar a explicar enfermedades más concretas, quiero explicar esto porque fue lo primero que me hizo cambiar el chip. Yo también pensaba que, como los dientes de leche se caen, pues que no pasaba nada si se picaban o se torcían. Pero resulta que los dientes temporales cumplen funciones clave: ayudan a masticar, a hablar bien, a mantener el espacio para los dientes definitivos y, algo que yo no sabía, ¡pueden influir en la salud general de mi hijo!
Una caries mal tratada puede causar infecciones, dolor, fiebre, falta de apetito y hasta problemas en el habla, me recordaron desde Mavident, especialistas en cada una de las áreas de la odontología, cuando me asesoré con ellos tras la charla en el colegio. Me dijeron además que, si un diente de leche se cae antes de tiempo por una enfermedad, puede hacer que los dientes definitivos salgan mal colocados.
En resumen: los dientes de leche son igual de importantes que los permanentes.
Las enfermedades dentales más comunes en niños
Ahora sí, te voy a contar todo lo que aprendí sobre las enfermedades bucales infantiles más comunes. Algunas ni sabía que existían. Otras, las había oído, pero pensaba que eran cosas de adultos. Qué sorpresa me llevé…
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Caries infantil (o caries de la primera infancia)
Esta es la más conocida y la más común. Se da muchísimo en niños, especialmente en los más pequeñitos, incluso antes de los 3 años. En la charla la llamaban “la enfermedad crónica infantil más frecuente”.
Las caries se producen cuando las bacterias que hay en la boca convierten los azúcares de los alimentos en ácidos. Estos ácidos van destruyendo el esmalte dental. En los niños es aún más rápido, porque el esmalte de los dientes de leche es más fino que el de los adultos.
¿Por qué aparece tan pronto?
- Por el abuso de azúcares (zumos, batidos, galletas, chuches, etc.).
- Por no cepillar los dientes desde que sale el primero.
- Por dormirse con el biberón en la boca, sobre todo si lleva leche o zumo.
¿Qué pasa si no se trata? Pues que duele, puede haber infección, y en casos graves hay que sacar el diente antes de tiempo. Además, el niño puede dejar de comer bien o de dormir bien por el dolor.
¿Cómo se trata? Depende del estado de la caries. Si se pilla a tiempo, se puede limpiar y aplicar un sellador. Si está más avanzada, hay que empastar o incluso extraer. Y sí, aunque sean dientes de leche, se empastan igual que los permanentes.
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Gingivitis infantil
Yo pensaba que la gingivitis era solo cosa de mayores. Pues no. También puede salir en los niños, sobre todo si no se cepillan bien los dientes o si no se pasa el hilo dental en los que ya lo necesitan.
¿Qué es la gingivitis? Es la inflamación de las encías causada por acumulación de placa bacteriana. Se nota porque las encías se ven rojas, sangran al cepillarse y a veces huelen mal.
¿Qué pasa si no se trata? Puede evolucionar a una periodontitis, que ya es más seria y afecta al hueso que sujeta los dientes. En niños no es lo más habitual, pero puede pasar.
¿Cómo se trata? Con una buena higiene dental, cepillado dos veces al día, uso de hilo dental (cuando ya tienen contacto entre dientes) y visitas regulares al dentista. En algunos casos pueden recetar enjuagues especiales.
Esta no la conocía. Es una enfermedad que ocurre por exceso de flúor durante el desarrollo de los dientes. O sea, no por falta, sino por pasarse.
¿Por qué se produce?
- Por usar pastas dentales con mucho flúor en niños pequeños que aún no saben escupir.
- Por tomar suplementos de flúor sin indicación médica.
¿Cómo se nota? Los dientes pueden salir con manchas blancas, marrones o incluso con pequeños agujeritos.
¿Cómo se previene? Usando la cantidad de pasta adecuada (un granito de arroz hasta los 3 años, y un guisante a partir de ahí), y siempre supervisando el cepillado.
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Maloclusiones
Esto lo explicaron como los problemas de mordida o colocación de los dientes. Pueden venir por genética, pero también por hábitos que no sabía que podían afectar tanto, como:
- Chuparse el dedo.
- Uso prolongado del chupete.
- Respirar por la boca.
- Empujar los dientes con la lengua.
¿Qué consecuencias tiene? Masticar mal, hablar con dificultad, desgastar los dientes… incluso dolores de cabeza o de cuello en el futuro.
¿Cómo se trata? Lo primero es detectar si hay un hábito que está causando el problema. Luego, según el caso, se pueden usar aparatos o hacer tratamientos con ortodoncista infantil. Cuanto antes se detecte, mejor.
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Herpangina y estomatitis herpética
Esto me sonaba más a enfermedades víricas, y de hecho lo son. Son comunes en niños pequeños y afectan la boca, aunque no son estrictamente enfermedades dentales, pero sí afectan mucho a la salud bucal.
Síntomas comunes:
- Ampollas o llagas en la boca.
- Dolor al comer o tragar.
- Fiebre.
- Malestar general.
¿Qué se hace? Lo principal es aliviar el dolor, mantener buena hidratación y evitar alimentos irritantes. Suelen curarse solas, pero mientras duran, es importante que el niño no deje de cepillarse (con suavidad) para no empeorar la zona.
¿Qué recomiendan los dentistas para prevenir?
Después de leer e investigar bastante, y tras hablar con una odontopediatra, te resumo los consejos que más se repiten:
- Cepillar desde el primer diente. Aunque sea uno solo, aunque sea pequeño. Dos veces al día, con una pasta con flúor adecuada a la edad.
- No compartir cucharas ni limpiar el chupete con la boca. Esto lo hacemos muchas veces sin pensar, pero pasamos bacterias adultas a la boca del bebé.
- Evitar azúcares fuera de las comidas principales. O sea, nada de ir dándole galletitas o zumos entre horas constantemente.
- Evitar dormir con el biberón en la boca.
- Revisiones con el dentista desde el primer año. Esto tampoco lo sabía. Yo pensaba que hasta que no tuviera todos los dientes no hacía falta.
- Vigilar hábitos orales como chuparse el dedo o el chupete más allá de los 2-3 años.
¿Cuándo debo llevar a mi hijo al dentista por primera vez?
Esto fue otra de las grandes sorpresas para mí. Yo pensaba que al dentista se iba cuando ya había problemas o cuando salían todos los dientes. Pero no, la recomendación actual es llevar a los niños al dentista cuando aparece el primer diente o, como muy tarde, al cumplir el primer año.
¿Por qué tan pronto?
Porque así el dentista puede detectar cualquier problema desde el principio, darte consejos sobre higiene, alimentación y hábitos, y ayudarte a prevenir caries y otras enfermedades antes de que aparezcan.
Además, empezar pronto con las visitas al dentista hace que los niños se acostumbren, no le tengan miedo, y entiendan que cuidar sus dientes es algo normal y positivo.
Mi experiencia personal
Después de todo lo que aprendí, lo primero que hice fue cambiar la rutina de higiene de mi hijo. Le compré un cepillo eléctrico con un dibujito que le gustara, una pasta adecuada y un reloj de arena para que se lavara los dos minutos que toca. Hacemos el cepillado juntos por la mañana y por la noche. Le encanta girar el reloj y decirme si lo estoy haciendo bien o mal.
También pedí cita con la odontopediatra. Por suerte, todo estaba bien, pero me dijo que había un par de muelas que ya había que vigilar, y me recomendó aplicar un sellador en unas semanas. Me alegro tanto de haber ido a esa charla… Si no, igual ni me enteraba de nada.
Entonces, ¿Qué hacer que hacer con todo esto? ¿Qué aprendí yo?
Que si tienes un peque pensabas, como yo, que los dientes de leche no eran importantes, de verdad, es hora de que cambies el chip.
La salud bucal empieza desde el primer diente, y todo lo que hagamos ahora les va a afectar más de lo que imaginamos. No es solo por estética. Es por su salud, su desarrollo y su bienestar.
Yo llegué a esto un poco tarde, pero por suerte, no demasiado. Y si te sirve mi experiencia, ya ha valido la pena contarlo.


